A medida que los dueños regresan a la oficina, la ansiedad y la frustración de las mascotas pueden aumentar.
Es la parte temida de la mañana para un perro: ver a su dueño salir corriendo por la puerta y quedarse solo durante un día de espera silenciosa. Pero desde inicios de 2020, los perros de todo el mundo que solían mirar con anhelo por la ventana se encontraron de repente acurrucados debajo del escritorio a los pies de sus dueños. Cedimos a su pedido de esa caminata matutina, y también ese masaje en la barriga al mediodía.
Investigadores recopilaron datos de casi 700 dueños de perros en 32 países, y muchos de ellos informaron que sus perros "buscaban contacto cercano con mayor frecuencia y eran más juguetones".
El resultado después de dos años de pandemia, es la existencia de una nueva raza de perros que se ha acostumbrado a la compañía las 24 horas. Y el aumento de la adopción de perros durante los cierres de COVID también significa que hay una ola de nuevas mascotas que nunca han estado solas en su casa todo el día. Entonces, cuando el mundo vuelva completamente “a la normalidad”, ¿cómo se adaptarán los perros?
A medida que los humanos se van de casa, la frustración de los perros por perder la retroalimentación instantánea del propietario puede manifestarse en una variedad de comportamientos no deseados. Pueden enojarse porque no lograron esa caminata adicional y comienzan a caminar de un lado a otro. Pueden estar molestos porque no recibieron ese abrazo posterior a Zoom, por lo que comienzan a ladrar. Pueden perderse el recreo del mediodía y, en su lugar, empezar a destrozar el sillón. Incluso podrían deambular por la casa o la propiedad buscándote y, cuando se den cuenta de que no estás allí, intentar escapar.
La frustración en los perros que existían antes de COVID puede verse agravada por los cambios de la cuarentena: solos, luego juntos, luego solos nuevamente. Esto a veces puede hacer que regrese la ansiedad por separación previamente curada. Para un cachorro pandémico que no sabe lo que es la soledad, el cambio brusco puede desencadenar los primeros ataques de ansiedad.
Entonces, ¿qué debes hacer? Lo más fundamental, es que los dueños deben darles a sus perros la oportunidad de establecerse. Un perro debe volver a experimentar estar solo, y la clave es exponerlo a ello de manera resuelta.
“No cedas a todas sus demandas”. Si sabes que el perro va a estar en cierta parte de la casa cuando no estés, comienza a hacer que el perro se relaje allí incluso cuando estés en casa, pero quédate en otra habitación. Esta acción le dice al perro: Estoy cerca, pero no puedes acceder a mí.
Luego continúa aumentando la exposición a la separación. Ordena la casa como un día normal en el que no tienes que salir, pero luego sal. Deja la televisión y la luz encendida, de esa manera, al principio, lo único que cambia eres tú, no su entorno.
Los perros son criaturas de hábitos, y si hay una rutina diaria rígida, es más difícil para ellos manejar los cambios. Intenta irte en momentos aleatorios y exponlo a estar solo durante diferentes períodos de tiempo y en diferentes momentos del día. Básicamente, estarás creando un perro que puede adaptarse a medida que cambian las restricciones de COVID y nuestra rutina en las oficinas.
La compañía de nuestros pequeños hizo mucho más llevadera la cuarentena, es por eso que ahora es nuestro momento de apoyar a nuestros leales amigos facilitándoles el acostumbrarse a nuestro nuevo ritmo de vida.
